El sistema político en que vivió Nahuel, en 2005 sigue igual.

Antes de aquel momento del año 2004 los ojos de algunos supieron mirar los ojos de Nahuel, nuestros propios ojos.
Hoy, bajan la mirada.
En ese momento, antes del 2004 parecían estar en nuestro lugar, hoy se cruzan de vereda cuando deberían estar en nuestros zapatos.
Aquella convicción aparente que manifestaban sus palabras, debería estar, hoy, entre nosotros en el unísono grito de JUSTICIA, alejados de la retórica propia de la tiranía, la demagogia y el depotismo que entre otras cosas ejercen antes, durante y después de ocupar sus cargos.
Aquel índice que agitaban en discursos, debería ser capaz de señalar y velar por nuestra seguridad, por nuestros intereses y no solamente por los propios.
En medio de dádivas políticas y clientelismo barato o de oferta suceden más hechos que la baja de puntos en una encuesta.
La tiranía, que se ejerce sobre cada uno de nosotros, aún está vigente.
La permanente demostración de lo caraduras que algunos pueden llegar a ser...parece no tener límites.
La demagogia, cuando abusan del poder confiado por el pueblo para satisfacer vaya uno a saber qué tipo de ambiciones?, personales?, profesionales?... políticas?
,algún día llegará a su fin.
En medio de una corrupción que a veces transforma las actividades cotidianas en un abuso, de vicios; insaciables.
En pleno año 2005, me pregunto si algún día el déspota cambiará de nombre?, cambiará de cara? pero tal vez nunca dejará de ser además de canalla, despreciable.
Los despreciables que amparados en algún político de turno se creen omnipotentes y prepotentes, incapaces de debatir cara a cara, de compararse con uno, de conversar con uno, despojados del patoterismo y prepotencia que cubre el poder, despiadado, desmedido; nunca faltan los "desmemoriados", maliciosos, que creen imbatible el método de infundir duda, temor, en quienes quedan incapaces, vulnerables.
Igual, quiero que sepan que aunque cansados de tanto devergonzado, atrevido, desfachatado, depravado y perverso, seguimos en una inagotable lucha, porque Nahuel lo merece y nosotros, quienes seguimos encontrandonos a cada paso de esta inmensa tarea con los mismos necios e imprudentes que siguen entre nosotros actuando por desconocimiento o por un sueldo?, no bajaremos nuestros brazos, no detendremos nuestra marcha, nuestra lucha y menos aún callaremos nuestra voz.
Amancay Iraizoz
(hermana de Nahuel)