La justicia INVISIBLE





Los días pasan casí como aquel día. Sólo que ese día no parece haber pasado a formar parte del pasado jamás.





Hace poco leí un artículo que hacía esta pregunta:¿Cómo superan la etapa de duelo los familiares de una víctima de la inseguridad?...





Creo que no lograrán superarlo jamás. Creo que yo, no lograré superarlo jamás.





Cuando la muerte tiene nombre y apellido, mira a los ojos, como usted y como yo, camina o ha caminado por las mismas veredas y transitado las mismas calles que su víctima, es decir que aquella persona que ya no está, por su culpa...





Cuando la sangre no parece correrle más por las venas y ya no espera lo mismo que espero yo... la etapa del duelo nunca se supera.





Sin embargo la vida se empeña en demostrarnos a cada minuto que hay que seguir y que se debe seguir, por los que ya no están y por los que vendrán.





A veces, no bajar los brazos, no desistir, ni ser vencidos, en este país, Argentina, es una tarea tan extenuante como pretender superar el dolor, la pérdida y el vacío que provocó un asesino, su entorno, la mafia imperante, la burocracia, la corrupción o la connivencia entre delincuentes, malandras, ex convictos, fuerzas de seguridad, poder político o quien sea que haya de una manera u otra intervenido.





Las fuerzas para llorar ya no son las mismas, es que a veces hasta a eso una parece acostumbrarse. Ya el llanto surge espontáneamente, motivado por vaya uno a saber qué sensibilidad, que nada tiene que ver con lo sucedido.





Es que parte de nuestra memoria, registra, se transporta, relaciona, vincula un hecho terrible, traumático e indescriptible con la impotencia y el dolor de otros casos que se siguen sucediendo, donde la historia vuelve a repetirse, las injusticias se siguen cometiendo y los años avanzan al mismo tiempo que retroceden.





Otras veces pienso cómo será el futuro de mis hijos y el futuro de sus hijos, si es que como yo pueden superar el propio presente.





¿Que valores él les ha inculcado, qué valores él les ha demostrado, que ejemplos habrán tomado?





Mi familia y yo, en este momento, estamos viviendo una etapa de retroceso, ya que esta situación parecería no terminarse jamás. Y como siempre dije, una cascarita de la herida que empieza a cicatrizar vuelve a lastimarse una vez más cada día.





Mientras tanto, simultaneamente espero que algún día llegue la curita o la cura definitiva que nos permita poder, a diferencia de Nahuel, seguir viviendo en PAZ.





Amancay Iraizoz