Tu cara sigue reforzando lo que pienso








Quisiera creer que todo llega cuando hay un corazón que espera.




Ví tu cara cansada de hacer daño pero aún a la espera de él.




Así como la tuya, la nuestra también ha cambiado. Sólo que mientras seguis con tus perversas modalidades políticas, nosotros seguimos tratando de llevar la misma vida pacífica que vivíamos por entonces.




Nuestra mirada transmite lo que ves, sin embargo la tuya lo inimaginable.




Las caras de mis padres tienen las arrugas que la búsqueda de justicia le van surcando día a día. Tu cara, en cambio, es el fiel reflejo de lo que pudiste haber hecho y aún ni siquiera respecto a eso te permites decidir.




Nuestros cuerpos, un poco encorvamos cargan la pesada mochila de necesidad de justicia, de esperanzas, de búsqueda de consuelo, de apoyo de otras víctimas de casos similares, de injusticias diarias, de indiferencia ajena de apoyo incondicional de aigos y desconocidos, de impotencia.




Sin embargo sobre tu espalda, quizá cargues el precio de una vida, que además, es ajena.




Hoy volví a verte, sereno, pero letal. Perdido, pero ubicado. Inescrupulosamente abocado a un nuevo plan de gobierno.




¿Sabés qué? Te propongo que te sumes a nuestra lucha, como parte de tu propia plataforma política. Qué tal si así encontramos el nombre y apellido del ideólogo, "intelectual" y atrevido asesino de mi hermano Nahuel, a quien a pesar de todo tuviste el placer de conocer.




Amancay Iraizoz